Cuando se trata de la intimidad sexual, muchas personas se encuentran priorizando el placer de su pareja sobre el propio. Esta tendencia suele provenir de la ansiedad relacional, un miedo subyacente de que si no nos enfocamos en complacer a nuestra pareja, podríamos enfrentar el rechazo, el abandono o la vergüenza. Si bien estos miedos son profundamente arraigados y complejos, el resultado a menudo es una significativa despriorización de nuestro propio placer, lo que lleva a una desconexión de nuestras necesidades sexuales y una disminución general de la excitación y la satisfacción.
Es importante entender que priorizar tu propio placer no se trata de ser egoísta o de ignorar las necesidades de tu pareja. Más bien, se trata de reconocer que, para participar plenamente en una experiencia sexual mutuamente satisfactoria, primero debes estar en sintonía con tus propios deseos. Cuando perdemos de vista nuestro propio placer, no solo disminuimos nuestra satisfacción sexual, sino que también corremos el riesgo de crear una desconexión en la relación. Esta desconexión puede llevar a sentimientos de resentimiento, frustración y falta de realización, tanto sexual como emocional.
La idea de priorizar tu placer no es diferente de cualquier otro aspecto de una relación sana. Así como necesitas ser consciente de tus propias emociones y necesidades para comunicarte de manera efectiva con tu pareja, también debes estar sintonizado con tus propios deseos sexuales para asegurar una experiencia satisfactoria para ambos. Si continuamente priorizamos el placer o las emociones de otra persona sobre las nuestras, corremos el riesgo de perder el contacto con lo que realmente queremos y necesitamos. Con el tiempo, esto puede erosionar la intimidad y la conexión en la relación, lo que lleva a una sensación de insatisfacción y desconexión.
Entonces, ¿cómo empezar a priorizar tu placer? El primer paso es entender cómo y por qué comenzaste a despriorizarte a ti mismo en primer lugar. Todos tienen una historia única sobre cómo llegaron a poner sus propias necesidades en segundo plano, especialmente en el contexto de una relación. Para muchos, esta historia tiene raíces en patrones de apego formados en la infancia, donde factores como el género y la raza pueden haber jugado roles significativos en la formación de su sentido de empoderamiento y autoestima.
Priorizar tu placer se trata fundamentalmente de reclamar poder, un poder que puede haberte sido arrebatado o que nunca te fue plenamente otorgado. En un mundo donde muchos de nosotros hemos sido condicionados a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras, especialmente en relaciones íntimas, recuperar este poder puede ser un acto radical y empoderador. Se trata de reconocer que tu placer es tan importante como el de tu pareja y que, al abrazar plenamente tus deseos, contribuyes a una relación más satisfactoria y conectada.
Para comenzar este viaje, empieza explorando tus propios deseos y necesidades, tanto dentro como fuera del dormitorio. Comunica abiertamente con tu pareja lo que disfrutas y lo que necesitas para sentirte completamente satisfecha. Recuerda, esto no se trata de descartar el placer de tu pareja, sino de asegurarte de que tus propias necesidades estén cubiertas para que puedas aportar tu yo completo y auténtico a la relación.
Al priorizar tu placer, no solo estás mejorando tu propia satisfacción sexual, sino también fomentando una asociación más profunda y conectada. Cuando ambos miembros de la pareja se sienten empoderados y satisfechos, la relación prospera, creando un ciclo positivo de intimidad, confianza y respeto mutuo. Así que, tómate el tiempo para reconectar con tus propios deseos y hacer de tu placer una prioridad: te lo mereces.